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No hay salud sin Salud Mental: cuidemos nuestro bienestar desde la infancia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha dicho con claridad y contundencia: «No hay salud sin Salud Mental». Esta afirmación, que durante años ha sido pasada por alto en muchos sistemas de salud, cobra hoy más relevancia que nunca, especialmente cuando hablamos de niños, niñas y adolescentes. 

Durante décadas, la salud física fue la protagonista indiscutida de las políticas públicas. Sin embargo, la creciente evidencia científica y los datos actuales nos obligan a mirar con urgencia una realidad que no podemos seguir ignorando: la Salud Mental infanto-juvenil está en crisis

La OMS destaca que salud física y Salud Mental están profundamente entrelazadas. Un trastorno psicológico no tratado puede afectar el cuerpo, y viceversa. La ansiedad, la depresión y otros trastornos emocionales no solo deterioran el bienestar psicológico, sino que también están asociados a enfermedades físicas crónicas, dificultades de aprendizaje, aislamiento social y pérdida de proyectos de vida. 

Chile: una radiografía preocupante 

En nuestro país, las cifras son alarmantes. Según el Ministerio de Salud, el 10% de la población presenta síntomas depresivos graves y un 8,6% de los adultos sufre trastornos de ansiedad generalizada. Pero el panorama se vuelve aún más crítico cuando miramos a las y los jóvenes. 

El Estudio de Salud Mental en Adolescentes de la Universidad de Chile (2022) reveló que casi un 30% de los adolescentes entre 14 y 18 años presenta síntomas de trastornos emocionales, con la ansiedad, el estrés y la depresión como protagonistas. Estas cifras no solo representan un número: son niñas, niños y jóvenes enfrentando el mundo sin herramientas ni redes de apoyo suficientes. 

En Grupo Cetep recabamos información sobre Salud Mental infanto-juvenil estudiando la población entre 10 y 17 años a partir de las conversaciones con nuestra asistente virtual MHAITE, una herramienta de triage automatizado diseñada para detectar y caracterizar síntomas de salud mental en tiempo real. Un hallazgo clave fue que el 36% de los adolescentes reportaron un importante malestar, pero indicaron no saber la causa de este. Esta respuesta puede interpretarse como una señal de alexitimia, es decir, una dificultad para identificar y expresar las emociones, lo cual nos recuerda que la Salud Mental infanto-juvenil requiere un acompañamiento persistente, ya que nos enfrentamos a una parte de la población que no presenta las herramientas necesarias para gestionar y enfrentar emociones que aún no han logrado comprender.   

“El gran desafío de nuestro tiempo” 

La Dra. Mariana Labbé, Directora Médica de la Clínica MirAndes Manquehue señala al respecto: “En el pasado, el desafío de la salud pública eran las enfermedades infecciosas; luego, las enfermedades crónicas. Hoy, el gran problema son los trastornos de salud mental. Este es el gran desafío a nivel mundial y de país”.  

Frente a este escenario, la prevención, la detección temprana y el acceso oportuno a atención especializada se vuelven esenciales, especialmente en la infancia y adolescencia, etapas clave para el desarrollo emocional y social. La Salud Mental no puede seguir siendo tratada como un lujo o un tema secundario. Es una necesidad básica y un derecho fundamental. 

Invertir en Salud Mental infanto-juvenil es invertir en el futuro. Porque no hay salud sin Salud Mental. Y no hay futuro sin el bienestar de nuestras niñas, niños y adolescentes. 

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